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Qué tratamos

“NOS ENCONTRAMOS CONSTANTEMENTE CON GRANDES OPORTUNIDADES QUE ESTÁN BRILLANTEMENTE ENMASCARADAS DE PROBLEMAS IRRESOLUBLES”

MARGARET MEAD

Cada paciente tiene una historia genuina, y un presente único, por lo que no hay dos casos iguales.
A continuación te mostramos las demandas más comunes:

Estas afectaciones pueden ser muy limitantes. Muchos casos pasan desapercibidos porque sus síntomas se confunden con el carácter y no suponen una baja en el trabajo o una dependencia grave, pero en todos los casos están incidiendo sobre la vida laboral, social e íntima de la persona. La intervención de un profesional ayudará al paciente a encontrar las causas, reactivar sus motivaciones y superar sus bloqueos. Reaprender a disfrutar.

Como en el caso anterior, todas estas afectaciones inciden en el día a día de la persona. Esclavizan tanto el pensamiento como el comportamiento. Algunas, como el estrés postraumático o el trastorno adaptativo, son reacciones naturales a estresantes externos, pero si se mantienen en el tiempo y se cronifican, suponen un acumulo de frustraciones y sufrimiento que merma el bienestar del paciente.

La experiencia de la ansiedad hace emerger una “expectativa de tener ansiedad” en el futuro, lo cual aumenta la intensidad de la respuesta ansiosa, limitando cada vez mas la capacidad del paciente para controlar su reacción emocional. Una intervención profesional puede parar esta inercia y ayudar a la persona a volver a ser dueña de su estado emocional, su pensamiento y su comportamiento.    

Gestión de la frustración. Sentido de la vida. Vacío. Desorientación o indecisión vital. Conflicto de valores. Soledad. Abandono. Dependencia. Asertividad. Crisis laboral. Género.

Cada persona tiene una manera genuina y única de llevar su vida.

Sin embargo, en ocasiones podemos sentir que hemos perdido la rienda de nuestro carruaje, que no sabemos quienes somos, o que estamos inmersos en una relación, trabajo y situación de la que no sabemos salir.

En ocasiones sentimos que no sabemos cómo y cuándo decir “Si” o decir “No” o que, incluso, no sabemos realmente lo que queremos. Hemos perdido nuestra capacidad de tomar decisiones. Debemos reaprender a conectar con nuestro deseo. La vida nos lleva.

Otras veces acabamos de tomar decisiones vitales y definitivas pero no sabemos cómo llevarlas a cabo. Tal vez porque tenemos miedo al cambio o a echar raíces. Tal vez tenemos claro lo que queremos, pero no cómo conseguirlo.

Muchas otras ocasiones llegamos a un punto donde miramos atrás, miramos adelante, y solo sentimos vacío. O soledad.

Puede ser que necesitemos explotar nuestra creatividad o encontrar cuales son nuestros talentos.

La terapia psicológica te puede dar claves para enfrentar todas estas situaciones y comprometerte con tus propios y verdaderos deseos. En definitiva, encontrarte a ti mismo.

“Lo importante es transformar la pasión en carácter”
Kafka

En ocasiones, nuestra psique se manifiesta a través del cuerpo. (ARTICULO 1. EL ESTRÉS Y EL CUERPO).

Cualquier estado mental tiene un correlato físico. Nuestros ritmos circadianos (sueño, hambre, deseo, etc), nuestras hormonas, nuestro sistema inmune, influencian y están influenciados por nuestro estado mental.

La pieles nuestro órgano más externo y es muy vulnerable a las afectaciones psicológicas, sobre todo a las relacionadas con los vínculos. Ciertas dermatitis, alopecias areatas, erupciones sin causa conocida, etc, están potenciadas y mantenidas por una causa psicológica. Nuestra musculatura es el símil orgánico de nuestro estado anímico. Son comunes las contracturas crónicas en casos de estrés. Nuestro estómago somatiza la angustia a través de nuestro sistema nervioso autónomo…Cualquier síntoma que no encuentre una causa médica justificada, puede tener su origen en la psique.

Ciertos patrones de personalidad y de afrontamiento se han descubierto relacionados con la sintomatología somática, y es sobre ellos donde va a incidir la terapia psicológica.

La dependencia supone la adicción a una sustancia, persona o situación determinada. En ocasiones se dan varias dependencias en un mismo sujeto debido a que tienen mucha relación con un deficitario control de impulsos. Este factor es susceptible de ser tratado con éxito en terapia.

En la aparición y mantenimiento de una dependencia, además de la impulsividad, intervienen multitud de factores psicológicos que se han de evaluar y tratar.

Aunque son diferentes, muchos factores son comunes entre dependencias psicológicas y dependencias a sustancias: Mas allá de la tolerancia que genera cualquier sustancia en el cerebro, estudios recientes (Fisher, 2004) demuestran que el estado cerebral de sujetos con dependencias a sustancias y el de sujetos con dependencias psicológicas es semejante.

Existen tantas sexualidades como individuos.

La sexualidad es tanto personal como compartida.

La sexualidad requiere de una sana autoestima, de un conocimiento de la propia fisiología, de entender que los roles en la sexualidad no suponen lo mismo que en la vida, y de la aceptación del propio cuerpo, de los propios y genuinos deseos, y de nuestras fantasías, tanto de las que se desean realizar como las que se desean dejar para la imaginación.

El objetivo de la intervención psicológica en este campo es lograr una vida sexual libremente elegida, satisfactoria y plena.

Identidad sexual y de género. No todas las personas tienen por qué identificarse en una definición rigurosa de identidad masculina o femenina. Esto no es ninguna afectación pero la psicoterapia puede ayudarte a encontrar la manera de disfrutar y expresar tu identidad.

Otras personas están en proceso de definir cuál es su identidad sexual, es decir, si son heteros, gays, lesbianas, bisexuales, etc. Una terapia puede también ayudarte en el proceso de definir tu sexualidad si lo necesitas, y permitirte expresarla de forma natural. 

Disforia de género. La neuropsicología ha demostrado hace ya varios años que algunas personas nacen con un cerebro de hombre en cuerpo de mujer y viceversa. Esto no es ninguna enfermedad y el tratamiento psicológico se recomienda para acompañar a la persona en su camino hacia su verdadera identidad. Es lo que se llama disforia de género. Muchas de estas personas deciden hacer una transición para que sus genitales coincidan con su identidad y recurren a la cirugía y la hormonación. Muchas otras no consideran necesario atravesar este proceso para expresar su verdadero género. La decisión es compleja y personal y es posible que ambos caminos sean exigentes y estresantes, sobre todo porque la sociedad está en ciernes de integrar por completo al colectivo LGTBl. Por suerte, esto está cambiando a pasos agigantados en el mundo actual, gracias principalmente al trabajo y la visibilidad de muchas personas transgénero, y cada día las familias de estas personas están más sensibilizadas y hay más referentes en el mundo para los niños con disforia de género. En muchos de estos casos un acompañamiento psicológico especializado ayuda a los individuos y a las familias a gestionar mejor los procesos y las decisiones.

Cualquier dificultad que tengamos para relacionarnos en sociedad, ya sea con las multitudes, los grupos o las personas, puede limitar en gran medida nuestra vida personal y laboral. Relacionarnos con los otros requiere de ciertos canales de comunicación y gestión emocional que a veces, necesitamos reaprender.

¿Te sientes mal cuando estas en grupo? ¿Te cuesta conocer gente? ¿En ocasiones la timidez te bloquea? ¿No te sientes dueño de la imagen que proyectas? ¿Sientes que siempre reproduces las mismas relaciones de pareja o de amistad y quieres cambiar? ¿Evitas los grupos o a los desconocidos? ¿Sólo estás cómodo con gente muy cercana y en la intimidad?

En terapia puedes aprender muchas estrategias para desenvolverte con los demás, así como entender las causas de tus miedos para poder gestionarlos. La psicoterapia puede ayudarte a ser tú mismo, y a que disfrutes de los otros en todas sus posibilidades.

El duelo es una reacción humana inevitable y necesaria ante la perdida de algo amado. Puede deberse a acontecimientos de diversa gravedad, desde la perdida de un ser querido a la perdida que supone una ruptura sentimental, la perdida de un trabajo, o incluso la perdida de una expectativa, como podría ser la de tener un hijo que no llega.

El duelo tiene diferentes fases. Cada una lleva su tiempo; Es el tiempo que necesitan nuestra mente y nuestro cerebro para asimilar la realidad y adaptarse al cambio.

El problema surge cuando no conseguimos pasar alguna de estas fases, y nos quedamos estancados en la negación, el pánico, la nostalgia, el rencor, la rabia o la culpa. Aquí es donde es necesaria y útil la intervención de un terapeuta. 

Una pareja es la unión de dos personas que comparten muchas cosas pero que son inevitablemente diferentes; cada una tiene su propio código de comunicación, sus valores y deseos, sus miedos y sus necesidades.

La perspectiva y mediación de la tercera persona que supone el psicoterapeuta ayuda a generar un código comunicativo común, sobrellevar creativamente los baches de la relación y hacer de las diferencias individuales un espacio de crecimiento en lugar de una fuente de conflicto.

A veces las parejas tienen un ciclo vital cerrado. Puede que nos hayan aportado muchísimo en un momento de nuestra vida, y que el otro haya sido nuestro compañero de vida perfecto, pero que la alquimia de la pareja haya llegado a su final. Tanto con hijos o sin hijos, es importante que la separación, si es inevitable, no sea algo traumático, sino la parte final del proceso de la pareja. Es importante que la separación nos permita rescatar todo el poso positivo que nos ha dejado la relación.

Cuando hay niños implicados es crucial realizar una separación de forma sana. Para que se dé un desarrollo cognitivo y afectivo sano en nuestros pequeños es necesario que tengan unos referentes estables y coherentes. Un cambio en el contexto familiar durante la infancia, como puede ser la separación de sus referentes paternos, requiere que haya un reajuste del sistema familiar lo más saludable posible, para evitar hacer partícipe al pequeño de conflictos ajenos a él y proteger su apego con cada componente de la familia.

Ante una separación, se va a dar un duelo inevitable en el pequeño. La forma de su sistema familiar de referencia se rompe y un niño lo vivencia con mucho más vértigo que un adulto, porque no tiene los recursos de afrontamiento de un adulto. Hacer un proceso sano de separación hará que ésta sea una circunstancia más para nuestros hijos, y no un acontecimiento traumático.

El psicólogo puede acompañar al niño y a los padres en este proceso, enseñándoles recursos de afrontamiento efectivos.

Muchas personas están asumiendo a presente el cuidado de un familiar o ser querido. Desde un hijo hasta una persona con alguna afectación física o neurológica o con una edad en la que no se puede valer por sí mismo. El cuidado de una persona dependiente es exigente y desgastante. Es por ello que es primordial que el cuidador tenga los conocimientos suficientes sobre la afectación de su familiar y las estrategias psicológicas necesarias para que pueda seguir disfrutando de su vida y realizando sus proyectos.

¿Cómo preparar la llegada del pequeño?

La edad del niño y su historia de vida han de tenerse en cuenta a la hora de recibirle en el nuevo hogar.

Si la adaptación del niño adoptado se vuelve conflictiva o si no sabemos como actuar en ciertas ocasiones, es el momento de acudir a un profesional. 

Tus hijos no son adultos en miniatura. Hay muchas diferencias, tanto a nivel cerebral, como a nivel emocional y relacional entre ellos y tú.

Los niños y adolescentes se encuentran en pleno desarrollo.Conductual, emocional y cerebral. Aprendizajes esenciales, como el control de impulsos, la forma de comunicarse y relacionarse con sus iguales y con los adultos o la gestión emocional de los acontecimientos aun se están conformando en estos años.

Tanto la educación que reciban como el ambiente en el que vivan, junto con su temperamento de base, perfilarán el carácter del niño. En estas etapas tan plásticas y a la vez vulnerables, es importante aprender a leer a nuestros hijos y encontrar la manera de comunicarnos efectivamente con ellos.

Hasta la edad adulta los niños y adolescentestienen menos recursos que los adultospara identificar y gestionar su estado interno o los hechos que les afectan. Ellos mismos aun no identifican, y por lo tanto no expresan, cómo se sienten, por lo que serán sus síntomas los que nos indiquen que algo les está ocurriendo. Como padres, enseñarles a gestionar bien sus emociones, transmitirles confianza, perseverancia y motivación es esencial para convertirlos en adultos sanos y felices.

Cada paciente tiene una historia genuina, y un presente único, por lo que no hay dos casos iguales.
A continuación te mostramos las demandas más comunes:

Estas afectaciones pueden ser muy limitantes. Muchos casos pasan desapercibidos porque sus síntomas se confunden con el carácter y no suponen una baja en el trabajo o una dependencia grave, pero en todos los casos están incidiendo sobre la vida laboral, social e íntima de la persona. La intervención de un profesional ayudará al paciente a encontrar las causas, reactivar sus motivaciones y superar sus bloqueos. Reaprender a disfrutar.

Como en el caso anterior, todas estas afectaciones inciden en el día a día de la persona. Esclavizan tanto el pensamiento como el comportamiento. Algunas, como el estrés postraumático o el trastorno adaptativo, son reacciones naturales a estresantes externos, pero si se mantienen en el tiempo y se cronifican, suponen un acumulo de frustraciones y sufrimiento que merma el bienestar del paciente.

La experiencia de la ansiedad hace emerger una “expectativa de tener ansiedad” en el futuro, lo cual aumenta la intensidad de la respuesta ansiosa, limitando cada vez mas la capacidad del paciente para controlar su reacción emocional. Una intervención profesional puede parar esta inercia y ayudar a la persona a volver a ser dueña de su estado emocional, su pensamiento y su comportamiento.    

Gestión de la frustración. Sentido de la vida. Vacío. Desorientación o indecisión vital. Conflicto de valores. Soledad. Abandono. Dependencia. Asertividad. Crisis laboral. Género.

Cada persona tiene una manera genuina y única de llevar su vida.

Sin embargo, en ocasiones podemos sentir que hemos perdido la rienda de nuestro carruaje, que no sabemos quienes somos, o que estamos inmersos en una relación, trabajo y situación de la que no sabemos salir.

En ocasiones sentimos que no sabemos cómo y cuándo decir “Si” o decir “No” o que, incluso, no sabemos realmente lo que queremos. Hemos perdido nuestra capacidad de tomar decisiones. Debemos reaprender a conectar con nuestro deseo. La vida nos lleva.

Otras veces acabamos de tomar decisiones vitales y definitivas pero no sabemos cómo llevarlas a cabo. Tal vez porque tenemos miedo al cambio o a echar raíces. Tal vez tenemos claro lo que queremos, pero no cómo conseguirlo.

Muchas otras ocasiones llegamos a un punto donde miramos atrás, miramos adelante, y solo sentimos vacío. O soledad.

Puede ser que necesitemos explotar nuestra creatividad o encontrar cuales son nuestros talentos.

La terapia psicológica te puede dar claves para enfrentar todas estas situaciones y comprometerte con tus propios y verdaderos deseos. En definitiva, encontrarte a ti mismo.

“Lo importante es transformar la pasión en carácter”
Kafka

En ocasiones, nuestra psique se manifiesta a través del cuerpo. (ARTICULO 1. EL ESTRÉS Y EL CUERPO).

Cualquier estado mental tiene un correlato físico. Nuestros ritmos circadianos (sueño, hambre, deseo, etc), nuestras hormonas, nuestro sistema inmune, influencian y están influenciados por nuestro estado mental.

La pieles nuestro órgano más externo y es muy vulnerable a las afectaciones psicológicas, sobre todo a las relacionadas con los vínculos. Ciertas dermatitis, alopecias areatas, erupciones sin causa conocida, etc, están potenciadas y mantenidas por una causa psicológica. Nuestra musculatura es el símil orgánico de nuestro estado anímico. Son comunes las contracturas crónicas en casos de estrés. Nuestro estómago somatiza la angustia a través de nuestro sistema nervioso autónomo…Cualquier síntoma que no encuentre una causa médica justificada, puede tener su origen en la psique.

Ciertos patrones de personalidad y de afrontamiento se han descubierto relacionados con la sintomatología somática, y es sobre ellos donde va a incidir la terapia psicológica.

La dependencia supone la adicción a una sustancia, persona o situación determinada. En ocasiones se dan varias dependencias en un mismo sujeto debido a que tienen mucha relación con un deficitario control de impulsos. Este factor es susceptible de ser tratado con éxito en terapia.

En la aparición y mantenimiento de una dependencia, además de la impulsividad, intervienen multitud de factores psicológicos que se han de evaluar y tratar.

Aunque son diferentes, muchos factores son comunes entre dependencias psicológicas y dependencias a sustancias: Mas allá de la tolerancia que genera cualquier sustancia en el cerebro, estudios recientes (Fisher, 2004) demuestran que el estado cerebral de sujetos con dependencias a sustancias y el de sujetos con dependencias psicológicas es semejante.

Existen tantas sexualidades como individuos.

La sexualidad es tanto personal como compartida.

La sexualidad requiere de una sana autoestima, de un conocimiento de la propia fisiología, de entender que los roles en la sexualidad no suponen lo mismo que en la vida, y de la aceptación del propio cuerpo, de los propios y genuinos deseos, y de nuestras fantasías, tanto de las que se desean realizar como las que se desean dejar para la imaginación.

El objetivo de la intervención psicológica en este campo es lograr una vida sexual libremente elegida, satisfactoria y plena.

Identidad sexual y de género. No todas las personas tienen por qué identificarse en una definición rigurosa de identidad masculina o femenina. Esto no es ninguna afectación pero la psicoterapia puede ayudarte a encontrar la manera de disfrutar y expresar tu identidad.

Otras personas están en proceso de definir cuál es su identidad sexual, es decir, si son heteros, gays, lesbianas, bisexuales, etc. Una terapia puede también ayudarte en el proceso de definir tu sexualidad si lo necesitas, y permitirte expresarla de forma natural. 

Disforia de género. La neuropsicología ha demostrado hace ya varios años que algunas personas nacen con un cerebro de hombre en cuerpo de mujer y viceversa. Esto no es ninguna enfermedad y el tratamiento psicológico se recomienda para acompañar a la persona en su camino hacia su verdadera identidad. Es lo que se llama disforia de género. Muchas de estas personas deciden hacer una transición para que sus genitales coincidan con su identidad y recurren a la cirugía y la hormonación. Muchas otras no consideran necesario atravesar este proceso para expresar su verdadero género. La decisión es compleja y personal y es posible que ambos caminos sean exigentes y estresantes, sobre todo porque la sociedad está en ciernes de integrar por completo al colectivo LGTBl. Por suerte, esto está cambiando a pasos agigantados en el mundo actual, gracias principalmente al trabajo y la visibilidad de muchas personas transgénero, y cada día las familias de estas personas están más sensibilizadas y hay más referentes en el mundo para los niños con disforia de género. En muchos de estos casos un acompañamiento psicológico especializado ayuda a los individuos y a las familias a gestionar mejor los procesos y las decisiones.

Cualquier dificultad que tengamos para relacionarnos en sociedad, ya sea con las multitudes, los grupos o las personas, puede limitar en gran medida nuestra vida personal y laboral. Relacionarnos con los otros requiere de ciertos canales de comunicación y gestión emocional que a veces, necesitamos reaprender.

¿Te sientes mal cuando estas en grupo? ¿Te cuesta conocer gente? ¿En ocasiones la timidez te bloquea? ¿No te sientes dueño de la imagen que proyectas? ¿Sientes que siempre reproduces las mismas relaciones de pareja o de amistad y quieres cambiar? ¿Evitas los grupos o a los desconocidos? ¿Sólo estás cómodo con gente muy cercana y en la intimidad?

En terapia puedes aprender muchas estrategias para desenvolverte con los demás, así como entender las causas de tus miedos para poder gestionarlos. La psicoterapia puede ayudarte a ser tú mismo, y a que disfrutes de los otros en todas sus posibilidades.

El duelo es una reacción humana inevitable y necesaria ante la perdida de algo amado. Puede deberse a acontecimientos de diversa gravedad, desde la perdida de un ser querido a la perdida que supone una ruptura sentimental, la perdida de un trabajo, o incluso la perdida de una expectativa, como podría ser la de tener un hijo que no llega.

El duelo tiene diferentes fases. Cada una lleva su tiempo; Es el tiempo que necesitan nuestra mente y nuestro cerebro para asimilar la realidad y adaptarse al cambio.

El problema surge cuando no conseguimos pasar alguna de estas fases, y nos quedamos estancados en la negación, el pánico, la nostalgia, el rencor, la rabia o la culpa. Aquí es donde es necesaria y útil la intervención de un terapeuta. 

Una pareja es la unión de dos personas que comparten muchas cosas pero que son inevitablemente diferentes; cada una tiene su propio código de comunicación, sus valores y deseos, sus miedos y sus necesidades.

La perspectiva y mediación de la tercera persona que supone el psicoterapeuta ayuda a generar un código comunicativo común, sobrellevar creativamente los baches de la relación y hacer de las diferencias individuales un espacio de crecimiento en lugar de una fuente de conflicto.

A veces las parejas tienen un ciclo vital cerrado. Puede que nos hayan aportado muchísimo en un momento de nuestra vida, y que el otro haya sido nuestro compañero de vida perfecto, pero que la alquimia de la pareja haya llegado a su final. Tanto con hijos o sin hijos, es importante que la separación, si es inevitable, no sea algo traumático, sino la parte final del proceso de la pareja. Es importante que la separación nos permita rescatar todo el poso positivo que nos ha dejado la relación.

Cuando hay niños implicados es crucial realizar una separación de forma sana. Para que se dé un desarrollo cognitivo y afectivo sano en nuestros pequeños es necesario que tengan unos referentes estables y coherentes. Un cambio en el contexto familiar durante la infancia, como puede ser la separación de sus referentes paternos, requiere que haya un reajuste del sistema familiar lo más saludable posible, para evitar hacer partícipe al pequeño de conflictos ajenos a él y proteger su apego con cada componente de la familia.

Ante una separación, se va a dar un duelo inevitable en el pequeño. La forma de su sistema familiar de referencia se rompe y un niño lo vivencia con mucho más vértigo que un adulto, porque no tiene los recursos de afrontamiento de un adulto. Hacer un proceso sano de separación hará que ésta sea una circunstancia más para nuestros hijos, y no un acontecimiento traumático.

El psicólogo puede acompañar al niño y a los padres en este proceso, enseñándoles recursos de afrontamiento efectivos.

Muchas personas están asumiendo a presente el cuidado de un familiar o ser querido. Desde un hijo hasta una persona con alguna afectación física o neurológica o con una edad en la que no se puede valer por sí mismo. El cuidado de una persona dependiente es exigente y desgastante. Es por ello que es primordial que el cuidador tenga los conocimientos suficientes sobre la afectación de su familiar y las estrategias psicológicas necesarias para que pueda seguir disfrutando de su vida y realizando sus proyectos.

¿Cómo preparar la llegada del pequeño?

La edad del niño y su historia de vida han de tenerse en cuenta a la hora de recibirle en el nuevo hogar.

Si la adaptación del niño adoptado se vuelve conflictiva o si no sabemos como actuar en ciertas ocasiones, es el momento de acudir a un profesional. 

Tus hijos no son adultos en miniatura. Hay muchas diferencias, tanto a nivel cerebral, como a nivel emocional y relacional entre ellos y tú.

Los niños y adolescentes se encuentran en pleno desarrollo.Conductual, emocional y cerebral. Aprendizajes esenciales, como el control de impulsos, la forma de comunicarse y relacionarse con sus iguales y con los adultos o la gestión emocional de los acontecimientos aun se están conformando en estos años.

Tanto la educación que reciban como el ambiente en el que vivan, junto con su temperamento de base, perfilarán el carácter del niño. En estas etapas tan plásticas y a la vez vulnerables, es importante aprender a leer a nuestros hijos y encontrar la manera de comunicarnos efectivamente con ellos.

Hasta la edad adulta los niños y adolescentestienen menos recursos que los adultospara identificar y gestionar su estado interno o los hechos que les afectan. Ellos mismos aun no identifican, y por lo tanto no expresan, cómo se sienten, por lo que serán sus síntomas los que nos indiquen que algo les está ocurriendo. Como padres, enseñarles a gestionar bien sus emociones, transmitirles confianza, perseverancia y motivación es esencial para convertirlos en adultos sanos y felices.